BLOG CREACIÓN DE XAVIER VALDERAS

viernes, 30 de noviembre de 2012

CITAS DE ARTHUR SCHOPENHAUER






“La religión es una institución para mendigar el Cielo. Los clérigos son los intermediarios de esta mendicidad”.


“Las religiones, como las luciérnagas, necesitan de la oscuridad para brillar”.


“La religión es una obra maestra del arte de entrenar animales, porque entrena a la gente sobre cómo deben pensar”.


“Lo cierto es que la intolerancia es esencial al Monoteísmo; un Dios único es por naturaleza un Dios celoso que no permite que viva ningún otro. Los Dioses politeístas, en cambio, son naturalmente tolerantes: Viven y dejan vivir. Así como toleran sus colegas de la misma religión, extienden su tolerancia a los Dioses extraños, a los que reciben hospitalariamente y, en algunos casos, aceptan con igualdad de derechos”.


“Toda verdad pasa por 3 etapas: primero es ridiculizada, secundariamente sufre una oposición violenta, y tres, es aceptada como autoevidente”.

“El cambio es la única cosa inmutable”.

“El amor a la vida no es en el fondo sino el temor a la muerte”.

“Querer es esencialmente sufrir, y como vivir es querer, toda vida es por esencia dolor. Cuanto más elevado es el ser, más sufre... La vida del hombre no es más que una lucha por la existencia, con la certidumbre de resultar vencido. La vida es una cacería incesante, donde los seres, unas veces cazadores y otras veces cazados, se disputan las piltrafas de una horrible presa. Es una historia natural del dolor, que se resume así: querer sin motivo, sufrir siempre, luchar de continuo, y después morir... Y así sucesivamente por los siglos, de los siglos hasta que nuestro planeta se haga trizas”.

“El destino mezcla las cartas, y nosotros las jugamos”.

“La personalidad del hombre determina por anticipado la medida de su posible fortuna”.

“El hombre es en el fondo un animal terrible y cruel. Lo conocemos como ha sido domesticado y educado por lo que conocemos como civilización”.

“Nuestro mundo civilizado no es más que una mascarada donde se encuentran caballeros, curas, soldados, doctores, abogados, sacerdotes, filósofos, pero no son lo que representan, sino solo la máscara, bajo la cual, por regla general, se esconden especuladores de dinero”.

“El Estado no es más que el bozal que tiene por objeto volver inofensivo a ese animal carnicero, el hombre, y hacer de suerte que tenga el aspecto de un herbívoro”.

“El instinto social de los hombres no se basa en el amor a la sociedad, sino en el miedo a la soledad”.


“Los hombres vulgares han inventado la vida en sociedad porque les es más fácil soportar a los demás que soportarse a sí mismos”.

“Aunque el mundo contiene muchas cosas decididamente malas, la peor de todas ellas es la sociedad”.


“Toda sociedad exige, necesariamente, un acomodamiento recíproco, un temperamento; así cuanto más numerosa es, más insípida se hace. No se puede ser verdaderamente uno mismo, sino mientras está uno sólo; por consiguiente, quien no ama la soledad, no ama la libertad, porque no es uno libre sino estando solo”.



“Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad”.


“Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón”.

“La soledad es la suerte de todos los espíritus excelentes”.

“La soledad ofrece al hombre colocado a gran altura intelectual una doble ventaja: estar consigo mismo y no estar con los demás”.


“La genialidad es tan útil para la vida práctica como lo es un telescopio cósmico en el teatro”.

“La gente vulgar sólo piensa en pasar el tiempo, el que tiene talento... en aprovecharlo”.

“El desear la inmortalidad para el individuo es realmente lo mismo que desear perpetuar un error por siempre; porque en el fondo cada individualidad es realmente sólo un error especial, un paso falso, algo que mejor no sería, de hecho, algo de lo cual el propósito real de la vida es el sacarnos”.


“Por vida feliz hay que entender siempre “menos desdichada”; es decir, soportable. Y realmente, la vida no se nos ha dado para gozarla, sino para sufrirla, para pagarla”.


“Cuanto más vulgar e ignorante es el hombre, menos enigmático le parece el mundo; todo lo que existe y tal como existe le parece que se explica por sí solo, porque su inteligencia no ha rebasado aún la misión primitiva de servir a la voluntad en calidad de mediadora de motivos”.

“A excepción del hombre, ningún ser se maravilla de su propia existencia”.


“Nadie es realmente digno de envidia”.

“Tanto prevalece la salud por sobre todos los bienes exteriores que probablemente un mendigo sano sea más feliz que un rey enfermo”.

“La envidia en los hombres muestra cuán desdichados se sienten, y su constante atención a lo que hacen o dejan de hacer los demás, muestra cuánto se aburren”.

“La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia”.


“Comúnmente sólo apreciamos el valor de una cosa después de haberla perdido”.

“La riqueza es como el agua salada; cuanto más se bebe, más sed da”.

“La amabilidad es como una almohadilla, que aunque no tenga nada por dentro, por lo menos amortigua los embates de la vida”.


“Quien ha perdido la esperanza ha perdido también el miedo: tal significa la palabra “desesperado””.

“Los amigos se suelen considerar sinceros; los enemigos realmente lo son: por esta razón es un excelente consejo aprovechar todas sus censuras para conocernos un poco mejor a nosotros mismos, es algo similar a cuando se utiliza una amarga medicina”.

“La cólera no nos permite saber lo que hacemos y menos aún lo que decimos”.


“No hay ningún viento favorable para el que no sabe a qué puerto se dirige”.

“Muchas veces las cosas no se le dan al que las merece más, sino al que sabe pedirlas con insistencia”.

“En la vejez se aprende mejor a esconder los fracasos; en la juventud, a soportarlos”.

“Los primeros cuarenta años de vida nos dan el texto; los treinta siguientes, el comentario”.

“Cada uno tiene el máximo de memoria para lo que le interesa y el mínimo para lo que no le interesa”.

“La belleza es una carta de recomendación que nos gana de antemano los corazones”.

“El que no ama ya está muerto”.

“En la música todos los sentimientos vuelven a su estado puro y el mundo no es sino música hecha realidad”.

“La arquitectura es una música congelada”.

"Para filosofar hacen falta 2 condiciones: primera, tener el valor de no suprimir ninguna pregunta, y segunda, comprender como problema todo aquello que se comprende por sí mismo, teniendo conciencia de ello”.


“Lo que se opone más al hallazgo de la verdad no es la falsa apariencia que surge de las cosas, llevando al error, ni tampoco inmediatamente la debilidad de la inteligencia, sino la opinión presupuesta, el prejuicio que se impone como impedimento a priori a la verdad”.

“La compasión hacia los animales está tan estrechamente ligada a la bondad de carácter que se puede afirmar con seguridad que quien es cruel con los animales no puede ser una buena persona”.

“Una compasión sin límites por todos los seres vivos es la prueba más firme y segura de la buena conducta moral”.


“Ni el mundo es una chapuza (Machwerk) para nuestro uso ni los animales son un producto de fábrica para nuestra utilidad”.


“El hombre no debe compasión (Erbarmen) a los animales, sino justicia”.


“El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales”.

“Las mujeres son criaturas de ideas cortas y cabellos largos”.





RESUMIDOS DATOS BIOGRÁFICOS Y COMENTARIOS MÁS RELEVANTES DE ARTHUR SCHOPENHAUER:

Arthur Schopenhauer (1788-1860). Filósofo idealista, pesimista, misógino y ateo alemán. Conocido como el Ateo de la Desesperación. Nació en Danzig. Dedicado primero al comercio a instancias de su padre, lo abandonó a la muerte de éste y cursó Filosofía en las Universidades de Gotinga y Berlín. Fue Docente privado en Berlín en (1820), pero sin conseguir el éxito esperado, viajó durante largo tiempo por Alemania e Italia, retirándose en (1831) a Frankfurt del Main, donde permaneció hasta su muerte. Se familiarizó con Johann Wolfgang von Goethe, los Hermanos Schlegel, los Hermanos Grimm y las obras de William Shakespeare. La fama tan inútilmente le llegó en sus últimos años con la aparición de “Parerga y Paralipomena”, una brillante recopilación de aforismos escritos con un estilo popular y muy atractivo. 

Arthur Schopenhauer fue el maestro de Friedrich Wilhelm Nietzsche y el fundador del Pesimismo Alemán, y su principal representante. Su filosofía, concebida esencialmente como un pensar hasta el final la filosofía de Inmanuel Kant, se siente también deudora de Platón y Baruch Spinoza, sirviendo además como puente con el Hinduismo (los Vedas y los Upanishad) y con la Filosofía Oriental, en especial con el Budismo, el Jainismo, el Vedanta y el Taoísmo. En su obra tardía, a partir de (1836), presenta su filosofía, además, en abierta polémica contra los desarrollos metafísicos postkantianos de sus contemporáneos, y especialmente contra Friedrich Wilhelm Joseph von Schelling, Johann Gottlieb Fichte y Georg Wilhelm Friedrich Hegel, y lo que contribuyó en no escasa medida a la consideración de su pensamiento como una Filosofía Antihegeliana. La Escuela Filosófica de Arthur Schopenhauer con su estimación de la intuición artística y de la música, así como por su moral del pesimismo, influyó sobre la poesía, la literatura, la música y el arte. La originalidad y el carácter anticipativo del pensamiento de Arthur Schopenhauer dejó su fuerte e insoslayable impronta en autores de la talla de Friedrich Wilhelm Nietzsche, Julius Frauenstädt, Julius Bahnsen, Philipp Mailänder, Paúl Deussen, Edouard von Hartmann, Sigmund Freud, Carl Gustav Jung, Thomas Mann, Ludwig Wittgenstein, Eduard von Hartmann, León Tolstoi, Arnold Gehlen, Albert Einstein, Hans Vaihinger, Marcel Proust, Henri Bergson, Émile Michel Cioran, Jorge Luis Borges y Michel Houellebecq, entre otros.

El concepto de Arthur Schopenhauer de impulso (Trieb) sin objeto, presumiblemente a través de la obra de Friedrich Wilhelm Nietzsche, se situaría en la base de la doctrina psicoanalítica del inconsciente de Sigmund Freud, otro pesimista. Arthur Schopenhauer, poco dado en principio a las licencias especulativas del idealismo alemán, tomó como base de su propio sistema el criticismo de Inmanuel Kant. Sin embargo, mientras el Inmanuel Kant de la primera crítica negaba radicalmente la posibilidad de conocer el noúmeno o cosa en sí (Ding an sich), Arthur Schopenhauer sostuvo que mediante la introspección era posible acceder al conocimiento esencial de la realidad esencial y última. Identificó a este con un principio metafísico al que denominó Voluntad o Voluntad de Vivir (Wille zum Leben). Por otra parte, redujo los 12 conceptos puros a priori del entendimiento (categorías) del sistema kantiano a uno sólo: “El Principio de Razón Suficiente o de Causalidad”.

Según Arthur Schopenhauer, el Mundo (Realidad) es fenómeno, apariencia, ilusión, es representación (Vorstellung), mi representación. Conocer es construir representaciones mentales. Esta es la verdad que Arthur Schopenhauer creyó haber deducido de la doctrina de Inmanuel Kant sobre el Noúmeno y el Fenómeno. El Mundo sólo existe en relación con el sujeto cognoscente. Cualquier objeto de conocimiento está siempre condicionado y/o determinado por lo esquemas innatos de espacio, tiempo y relación causa-efecto de la mente del sujeto que conoce. Una prueba de esto es el sueño, puesto que no es posible establecer con exactitud una distinción entre las ilusiones oníricas y las percepciones cotidianas. La Causalidad en cuanto se manifiesta como fundamento o razón suficiente en la relación que encadena las impresiones sensibles y que, por lo tanto, se refiere al acontecer en el Reino Inorgánico y el Reino Orgánico de la Naturaleza; en la relación lógica con que son encadenados los juicios del entendimiento; en las intuiciones puras de la cotidianidad (espacio) y de la sucesión (tiempo); en las motivaciones de los actos voluntarios del sujeto. Estos 4 aspectos de la causalidad son las 4 raíces del Principio de Razón Suficiente, la categoría general que sintetiza todas las formas de la intuición y que fundamenta toda diferencia, pues ésta no es más que una apariencia, una manifestación de la realidad única, de la verdadera cosa en sí, del fundamento del Mundo: “La Voluntad” o la “Voluntad de Vivir”.

El concepto de Voluntad, en el estricto sentido de Arthur Schopenhauer, no alude a la facultad psíquica de un querer o una capacidad de decisión individual sino que se refiere a un ser o esencia (Wesen) de carácter metafísico, aunque no es una Divinidad, cuyo correlato sensible es el mundo fenoménico. Según Arthur Schopenhauer, la Voluntad de Vivir (en su modo de ser objetivado), no es otra cosa que un ciego afán (Drang), es una fuerza cósmica, inmanente, libre, ciega, oscura e irracional, un impulso o pulsión (Trieb) carente por completo de fundamento y motivos, se manifiesta en todos los estratos del mundo natural, y en todos los individuos (en quienes alcanza su grado máximo al adquirir la forma del deseo consciente, y en cuyo único caso pasa a identificarse con la noción corriente de Voluntad), en cuyas manifestaciones son las Representaciones (Individuo, Conocimiento, entre otros). ("El mundo como voluntad y representación", II. ii, 28). 

La representación es la imagen engañosa e inconsistente como pluralidad que tiene su causa en el Espacio y el Tiempo, que son, Arthur Schopenhauer, los verdaderos Principios de Individualización. La mencionada pluralidad de las apariencias se atenúa, sin embargo, al agruparse las cosas en géneros y al constituir una jerarquía que va desde lo inorgánico hasta la conciencia que el sujeto tiene de sí mismo. Los géneros que comprenden estas agrupaciones son identificados por Arthur Schopenhauer con las ideas de Platón, que existen más allá del Mundo de la Experiencia. Son, por lo tanto, tipos eternos en medio del continuo devenir de las cosas, son, por así decirlo, intermediarios entre la Absoluta Unidad de la Voluntad y la Aparente Pluralidad del Mundo. En las Ideas se manifiesta lo que es unitario en el conjunto de fenómenos de la Naturaleza: Son las fuerzas no sometidas ni al Tiempo ni al Espacio; lo que resulta cuando la Voluntad se objetiva en los distintos grados del ser. La contemplación de las Ideas es lo que permite al ser humano, como sujeto poseedor de Voluntad, desligarse poco a poco de la irracionalidad de la Voluntad, del Dolor que la Voluntad de Vivir produce al consistir en un afán perpetuo jamás satisfecho y en el reconocimiento por parte del sujeto de la Voluntad de Vivir como la Realidad Única y Verdadera, lo que sólo depende de sí mismo, el Absoluto, que Arthur Schopenhauer identifica con la cosa en sí de Inmanuel Kant. A diferencia de Inmanuel Kant, Arthur Schopenhauer afirma que se puede conocer la cosa en sí por medio de la experiencia de una realidad volitiva interna dentro del propio cuerpo. 

La Voluntad de Vivir es el origen de todo Dolor y de todo Mal; la Vida es sufrimiento, pues la vida está dominada por el querer, y por lo tanto llena de lucha, conflicto e insatisfacción, pero la vida no es algo completo y definitivo. Lo que a veces apacigua momentáneamente este perpetuo afán de vida es simplemente la falta, el desconocimiento del carácter insatisfactorio e irracional del impulso volitivo. La Voluntad de Vivir se expresa en la vida anímica del ser humano bajo la forma de un continuo deseo siempre insatisfecho, Arthur Schopenhauer concluye que toda vida es esencialmente sufrimiento (Leiden) (Op. cit., IV, § 56). La existencia humana sea un constante pendular entre la Escila del Dolor (Schmerz) y la Caribdis del Tedio o Aburrimiento (Langeweile). Cuando tenemos muchas ocupaciones, preocupaciones y deberes, cuando la vida nos agita con golpes y sucesos, nos quejamos y padecemos con el Dolor que tales eventos producen. El esfuerzo de las tareas diarias nos desgasta y desanima, y la actividad, que es indispensable para Vivir, se nos vuelve fuente de penas y sufrimiento. Pero cuando cesamos de trabajar, cuando nos deshacemos de nuestras ocupaciones y preocupaciones y decidimos descansar, o cuando no tenemos que nos preocupe y llene nuestros momentos, nuestro sentimiento es el aburrimiento o el tedio. Sentimos el hastío si no hacemos nada, y el paso del tiempo se nos hace tedioso y hasta insoportable. Pero la inteligencia, que descubre este modo tan claro el Dolor de Vivir, es a su vez el camino que conduce a su supresión. Esta supresión se efectúa por una serie de fases que van desde la contemplación de las ideas hasta la “negación consciente de la Voluntad de Vivir” (“Noluntad”, del verbo latino “Nolo”, “No Querer”), la cual se manifiesta de manera consciente en los seres humanos y en los animales como Instinto de Supervivencia, pero se revela también en el Mundo Natural e incluso en el Mundo Material como resistencia al cambio. Todo Ser (Voluntad de Vivir) se opone al Devenir, a su propia muerte o disolución, aunque sea evidente que el instinto de supervivencia está por definición destinado al fracaso (puesto que todo ser vivo debe morir); no hay modo de escapar a este Dolor Universal. 

El arte revela las ideas eternas a través de varios grados, que pasan sucesivamente por la arquitectura, la escultura, la pintura, la poesía lírica, la poesía trágica y la música. La música es ya casi la última revelación de la Voluntad misma, pues se halla más allá de toda representación espacial: es la expresión del sentimiento tal y como es en sí mismo sin la vinculación a los motivos que lo han producido, la pura abstracción del dolor y la alegría y, por consiguiente, la liberación del mal de la voluntad por su serena visión y su dominio. Durante la experiencia estética, reconocemos la Idea Universal en lo particular; simultáneamente, entregados a la contemplación estética, nos convertimos en el sujeto universal de conocimiento. La experiencia estética apacigua la Voluntad de vivir en nosotros, pero de manera momentánea y transitoria. Superior a la experiencia estética es lo que constituye el objeto de la ética del Pesimismo de Arthur Schopenhauer, el último y superior estadio en el camino de la liberación: el conocimiento de sí mismo como conocimiento esencial de la identidad de todo lo que es. 

La Voluntad en el ser humano es ante todo, un constante afán de vivir, un perpetuo deseo de satisfacer los apetitos vitales. Este afán convierte a la Voluntad Individual (que es una manifestación de la Voluntad de Vivir) en egoísmo. Por este egoísmo se hace necesaria la protección de cada cual frente a toda posible injusticia. Nacen entonces el Derecho y el Estado, no como manifestaciones de la justicia, sino como un instrumento contra las consecuencias del egoísmo humano, pues si el terror de la pena impide la injusticia, su móvil no es la defensa de lo justo. En la vida egoísta, subsiste la apariencia de la pluralidad, pero el egoísmo es superado en el conocimiento de la realidad verdadera, de la unidad de todos los seres. Por ser, en el fondo, idéntico cada uno a todos los demás, puede cada cual sentir en sí mismo, con la misma intensidad, el dolor ajeno, puede padecer con el otro en el acto de la compasión. Dolor ajeno y dolor propio son apariencias de un dolor único. La compasión es ya casi la supresión del dolor del Mundo por la Voluntad de Vivir. Esta negación es, en realidad, el conocimiento perfecto de la servidumbre de la Voluntad. Sólo porque la Voluntad ha llegado a adquirir conciencia de sí misma de manera completa, es que puede renunciar a sí misma, cifrar toda su aspiración en la resignación, en el ascetismo, en el autoaniquilamiento, en la inmersión en la nada. 

La felicidad para Arthur Schopenhauer no existe de un modo positivo, es decir, no es un estado de alegría o dicha constante. Eso es ilusorio. La felicidad sólo puede existir de modo negativo, como ausencia de sufrimiento. Es por ello por lo que Arthur Schopenhauer propone una huida del mundo. Arthur Schopenhauer aconseja el silencio, el ayuno, la castidad, el ascetismo, la práctica de la compasión, la fuga temporal del mundo a través del arte (la contemplación de la obra de arte como acto desinteresado) o por medio de las prácticas orientales de meditación, es decir, la autonegación del yo y de la Voluntad de Vivir mediante una vida ascética con un rígido ateísmo, un Misticismo sin Dios, ya que la existencia del mal y del dolor no muestran la existencia de un dios o dioses. Arthur Schopenhauer hace referencia de la negación de la voluntad de vivir (noluntad) al concepto budista del nirvana, en donde cada ser vuelve a la identificación con el Todo y, por lo tanto, a la supresión de su individualidad. Sólo en este estado, el sabio y el asceta pueden alcanzar la tranquilidad completa y definitiva. Desde su fondo oscuro e irracional, la Voluntad o Voluntad de Vivir llega a la Nada por el camino de su propia renuncia.

El objetivo de la vida de los seres humanos es liberarse de las ataduras del mundo fenoménico, mundo de los fenómenos o mundo de las apariencias, que es en esencia un acto de comprensión y que hace la felicidad, y consiste en el reconocimiento de la identidad de nuestro yo más profundo (en sánscrito Atman) con la esencia fundamental, la sustancia última (en sánscrito Brahmán). Arthur Schopenhauer llama tanto a Atman, el Yo Esencial, como a Brahmán, la esencia del Universo con un solo nombre: Voluntad de Vivir. Después de todo, se trata de lo mismo, de la realidad fundamental que se representa en el mundo fenoménico del Velo de Maya. Con todo, no aprueba el suicidio como camino, ya que el suicida no renuncia a la vida en sí misma, sino a la que le ha tocado vivir en condiciones desfavorables. Por lo demás, Arthur Schopenhauer fue el primer gran filósofo occidental que puso en contacto los pensamientos filosóficos de su época con los pensamientos filosóficos de Oriente y uno de los primeros en manifestarse abiertamente ateo. En este sentido, cabe destacar la acérrima defensa que propugnó por los derechos animales, seguramente motivada por sus influencias de Oriente.

Obras: “Sobre la cuádruple raíz del principio de razón suficiente”; “Sobre la visión y los colores”; “El mundo como voluntad y representación”; “Sobre la voluntad en la naturaleza”; “El amor, las mujeres y la muerte”; “Metafísica de lo Bello”; “Sobre la voluntad en la naturaleza”; “Los 2 Problemas Fundamentales de la Ética”; “Parerga y Paralipómena”; “El arte de hacerse respetar”; “Las 38 estratagemas o el arte de tener la razón”; “Eudemonología o el arte de ser feliz”; “Manuscritos Berlineses”; “Parábolas, Aforismos y Comparaciones”.

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