Ilustrativa crítica de Quino (el creador de la terrible y aburrida Mafalda) a los principios que estamos transmitiendo a los niños, que son en buena parte asimilados por los jóvenes, y ya son considerados como los valores normales y habituales por parte de la amplia mayoría de los adultos. Desde luego en una muy amplia mayoría existen quienes prefieren ser “realistas” con el vigente corrompido mundo actual, enseñar y defender el sistema imperante como el único posible, al que hay que adaptarse nos guste o no, y considerando de cómo una utopía el cambio estructural por un mundo en donde los valores sean la honestidad y la honradez, en un mundo donde el común de la gente esté por la cultura del trabajo y de la superación, así como el respeto al prójimo, como a uno mismo (vaya, esta última frase me recuerda que ya la dijo un tal Cristo). Desde luego que si los “hombres buenos” no empezamos a dar buen ejemplo, ese mundo no va a poder cambiar, y seguirá igual de corrompido, vacio y sin valores: la casta política es un claro ejemplo de ello, y 7 millones de parados es un claro reflejo de las vergüenzas de esta sociedad egoísta, brutal e insolidaria en la que nos ha tocado vivir. Una ilustración, simple y sencilla, pero que ha de dar para reflexionar.
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