—Usted está en la edad romántica —continuó Hildegarde—.
Cincuenta años. A los veinticinco los hombres son demasiado mundanos; a los
treinta están atosigados por el exceso de trabajo. Los cuarenta son la edad de
las historias largas: para contarlas se necesita un puro entero; los sesenta...
Ah, los sesenta están demasiado cerca de los setenta, pero los cincuenta son la
edad de la madurez. Me encantan los cincuenta.
( Francis Scott Key Fitzgerald )
( Francis Scott Key Fitzgerald )
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